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Los temas han ido migrando más allá del reciclaje

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Movilizamos junto a las personas una vida en armonía con nuestro entorno, con el objetivo de impulsar la cultura ambiental en distintos tipos de comunidades.

 

Este ha sido un año muy fuerte. Kyklos nació en 2012, y hemos crecido mucho desde entonces. El 2019 fue nuestro mejor año; pasamos de ser un emprendimiento a ser una empresa más robusta, y duplicamos el número de colaboradores. Hicimos todo un proceso de transformación de marca y de definición de propósito, misión, valor, pilares, eje estratégico y de estructura organizacional, lo que nos dejó muy bien preparados para afrontar esta crisis.

 

También fue un año en donde nos involucramos fuertemente con el área digital a través de la campaña Chile Sin Basura, lo que permitió que el tema ambiental estuviera sobre la palestra. Nosotros siempre hemos sido de muy bajo perfil y todavía lo seguimos siendo, trabajamos con nuestros clientes desde dentro. Pero en esta campaña, a pesar de que fuimos un actor más, fue la primera vez que Kyklos salió hacia afuera.

 

Hasta 2019, cerca del 50% de todo lo que hacíamos, eran servicios para colegios, en un formato muy presencial. Con la suspensión de las clases se cayó toda esa operación. Estábamos trabajando con más de 100 establecimientos de forma directa, y con cerca de 1.000 a través del Interescolar Ambiental, una plataforma abierta, de contenido y actividades patrocinada por el Mineduc. Tuvimos que diversificarnos y ser muy creativos con nuestros otros servicios.

 

Kyklos es como una familia, gran parte de nuestros colaboradores están acá desde el principio. No era posible reducir nuestra empresa de un día para otro, por lo tanto, teníamos dos opciones, o dejar ir parte del equipo o apretarnos el cinturón, y optamos por la segunda. Todos participamos de la misma forma en la reducción de sueldos y en las suspensiones,  eso ayudó a construir un equipo mucho más afiatado. 

 

La mayoría de nuestros clientes estratégicos nos dijeron que iríamos viendo en el camino cómo adaptar los proyectos, pero que continuaríamos, lo que  fue muy importante para nosotros. Muchos de los contratos eran instancias presenciales o retiros de reciclaje en oficinas que estarían vacías. Entonces, nos focalizamos en la reducción de la generación de residuos y apostamos por un cambio cultural. Se abrió la posibilidad de desarrollar la apropiación de una cultura ambiental en formato digital. Nos reinventamos rápidamente en pocos meses y ahora, mirando hacia atrás, vemos cómo fuimos capaces de montar plataformas digitales y gestionar redes sociales. Hubo semanas que transmitimos 3 a 4 talleres a través de lives de Instagram.

 

Tuvimos que migrar la intervención que apuntaba a los estudiantes y enfocarnos en la familia, hubo que cambiar el giro del relato y pensar en actividades que pudieran hacer los papás con los niños en sus casas. Respecto de los colegios, mediante el comité ambiental que conformamos con profesores y apoderados, seguimos trabajando prácticamente con todos ellos, pero efectivamente los contratos no fueron los mismos.

 

Hubo un cambio de mirada, pudimos notar que no teníamos por qué entregar servicios tan presenciales, ni ser tan asistencialistas, sino que la clave estaba en traspasar las capacidades al equipo directivo y que ellos implementaran. La misma persona que antes tenía que ir a siete colegios todas las semanas, hoy es capaz de abarcar 50 colegios en una semana. Logramos tener reuniones con 10 colegios distintos al mismo tiempo y los mismos colegios ahora se están reuniendo y compartiendo distintas ideas,  iniciativas y problemas que han tenido, cosa que antes no ocurría.

 

Gracias al Interescolar Ambiental, los temas han ido migrando más allá del reciclaje y hemos llegado a abordar conversaciones sobre clima escolar desde una mirada ambiental, sobre la colaboración entre los estudiantes, la motivación de los niños por ir al colegio, y sobre cómo se conectan y participan con su comunidad exterior. Entonces, la adaptación y la transformación que hicimos en torno a la pandemia ha sido muy positiva. Por supuesto, seguiremos con algunas actividades presenciales, porque los establecimientos educacionales lo demandan, pero la gran mayoría de los colegios está apuntando a un trabajo mucho más digital y centrado en la cultura ambiental.

 

Este año también creció mucho el trabajo con los municipios. Estamos viendo cómo resolver el problema de residuos, haciéndoles ver que el reciclaje y el compostaje no son temas anexos a la basura, sino que es todo parte del mismo problema estructural. Queremos instalar capacidades en las mismas comunas para poder valorizar ahí mismo y así ahorrarnos costos de logística y disminuir la huella de carbono. Hoy día trabajamos con Collipulli en la Araucanía; Laja, Nacimiento, Mulchén y Los Ángeles, en el Biobío; Vichuquén y Río Claro en el Maule, y la comuna de Petorca y Cabildo en Valparaíso. También estuvimos trabajando con la comuna de Antofagasta.

 

En Kyklos estamos implementando una metodología ágil, con compromisos a corto plazo que se van evaluando inmediatamente. Igualmente, buscamos hacer alianzas de mediano a largo plazo, apostando por una relación más permanente. Eso tiene que ver no solamente con eliminar residuos, que es nuestro fuerte, sino también con concientizar respecto del consumo de agua y energía. Tiene que ver con ser conscientes de los demás seres vivos, de la contaminación del aire y de cualquier cosa que tenga que ver con vivir en armonía con el entorno. También hemos visto cómo el trabajar en conjunto con un propósito, ayuda al clima interno de las empresas, y eso se ha hecho muy patente en Kyklos, hemos visto un equipo muy afiatado.

 

Vivimos en un mundo muy cambiante a todo nivel. Creo que estamos en un punto de inflexión en esta era, y es fundamental que las empresas sean muy flexibles para lograr ser sostenibles en el tiempo. En Kyklos hemos vivido muchos cambios en los últimos años y luego del 2020, puedo decir que logramos sobreponernos. Pero todo tiene un costo, hubo un desgaste laboral importante, por lo tanto, para este 2021 tenemos como desafío lograr equilibrar las cargas de trabajo, con equipos coordinados y al mismo tiempo seguir afiatados, y por supuesto productivos, para que la empresa siga siendo sostenible. Queremos continuar concientizando a las personas, a las organizaciones, a la sociedad en general, respecto de la sustentabilidad y el medio ambiente. 

 

Javier Peró, gerente general de Kyklos.

¡Viva la interdependencia!

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